viernes, 27 de septiembre de 2019

Quejarnos por todo nos hace músicos infelices (Pte.1)


Tienes un ensayo muy importante al otro lado de la ciudad y rumbo a este te encuentras con un atasco ¡El tráfico está imposible! Realmente es una situación frustrante, esto te retrasa y no sabes si llegaras a tiempo. Ahí es cuando me frustro, siento rabia y malestar, puede que diga alguna palabrota o me queje de la situación.


Quejarnos por todo nos hace músicos infelices

Probablemente todos conocemos a una persona "quejica" (quejona). ¿Qué es lo que nos llega a convertirnos en una?

La queja nace a raíz de un frustración o daño percibido. Centramos nuestra atención en lo negativo y buscamos una forma de mitigar el malestar: La queja es un método para ello. Nos quejamos como forma de liberar la tensión, paliar la frustración generada. 

Sin embargo esta situación ante el malestar, suele generar más malestar... por lo que nuestra atención se estanca en lo negativo y seguimos quejándonos. Si repetimos esto durante un lapso determinado de tiempo acabaremos por convertirnos en unos quejones, trolls o harter profesionales. 

También resulta que nos quejamos para pedir apoyo en los demás y en último caso empatía comunitaria (apoyo de mis amigos, seguidores, fans, alumnos, etc) , cuando nos quejamos transmitimos nuestro malestar al otro buscando su comprensión,  esto nos consuela de alguna manera, pero no ayuda a superar a la frustración ni a pasar a la acción. 



¿Un músico que se queja es una persona que está sufriendo?

Podemos pensar que los quejones son persona egoístas, que buscan llamar la atención o que son personas tóxicas, que solo transmiten negatividad. Es verdad que ha nadie le gusta estar con alguien que se queja por todo, aburre, pero hemos de entender que alguien así es porque está sufriendo, es una persona que no sabe entender la frustración de otro modo. 

El quejón no quiere amargarnos la vida, realmente lo que quiere es ser feliz... pero está atrapado en una onda negativa y sufre. No es capaz de superar la frustración, aceptar y pasar a la acción. Se ha encerrado en sus comentarios alimentando su malestar sin saberlo. Lamentablemente los demás no podemos hacerle cambiar de estrategia, es el propio quejón el que deba hacerlo.



La queja no puede ser la única estrategia ante la frustración 

Cuando algo nos frustra duele, o nos incomoda, la primera reacción suele ser a rabia, el enfado o la tristeza. Es normal sentirnos mal, y es aquí cuando surge la queja, pero tenemos que trascender esta fase y no quedarnos en la frustración; quejándonos alimentamos más y más nuestro sufrimiento. Para esto hemos de llegar al punto de aceptación y acción, como narraremos ahora.

Aceptarse

Admitir que estamos en una situación y pienso ¿qué puedo hacer frente a esta dificultad o contratiempo? ¿hay alguna acción que pueda llevare a cabo?

En este caso el atasco no dependerá de mí (párrafo del inicio) , así que no puedo hacer nada más que esperar y tener paciencia. Puedo sacar una conclusión como: "La próxima vez más temprano o iré por otro camino" y llamar a quién me esté esperando para que sepa que estoy en medio del tráfico y pueda llegar tarde y que no puedo hacer nada ahora al respecto, y acto seguido cambio el foco de mi atención a otra cosa (por ejemplo, pongo spotify, aprovecho para pensar en mis compras del fin de semana, en cambiar las cuerdas de mi guitarra, etc.).

Sin embargo, si soy un buen quejón lo más probable es que no salga de la situación inicial y no consiga pensar en la acción ni en la aceptación, me quedaré en el autobús quejándome de mi mala suerte, de la pista, de las obras, de las consecuencias negativas de llegar tarde y de mil cosas más durante todo el tiempo que dure el atasco. Todo esto alimentará mi frustración y mi rabia. Me generaré más sufrimiento y me amargaré todo el día por ese acontecimiento.

(continuará... mientras te dejo un vídeo, y no olvides de suscribirte al blog) 


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