Si ha habido un fabricante que ha logrado amenazar a las marcas tradicionales que denominan el mercado de las guitarras, ése ha sido PRS: Paul Reed Smith. Un típico instrumento PRS está construido con unos estándares de calidad extremadamente elevados, tiene un aspecto exquisito, es cómodo utilizar y altamente versátil, capaz de un amplio abanico de sonidos. Todo este lujo implica unos precios de venta bastante elevados, que hacen de las PRS guitarras para músicos profesionales o bien amateurs que se tomen muy en serio su afición.
Paul Reed Smith nació en 1956 en Bethseda (Meryland). De adolescente, estaba obsesionado con la música y tocó en numerosos grupos de instituto. Consciente de que ése no iba a ser su camino, empezó a construir sus propios instrumentos a los 16 años; al principio realizaba cuerpos nuevos para mástiles ya existentes pero, poco después, un vendedor de guitarras local quedó lo bastante impresionado con la reparación que Smith había hecho a la Les Paul de un amigo como para ofrecerle un trabajo a tiempo parcial en su tienda, mientras terminaba el instituto.
A la vez que empezaba la carrera de matemáticas, Smith empezó a construir sus instrumentos desde cero. Merodeaba por los backstages en los grandes conciertos de Washington D.C. y Baltimore con la esperanza de conseguir contactos. Finalmente, 1975, logró despertar el interés de una estrella del rock cuando se presentó en un concierto de Ted Nugent con una de sus guitarras. Éste le encargó una versión de cuerpo sólido de una Gibson Byrdlant, una guitarra eléctrica Archtop de cuerpo hueco elegida por muchos músicos de jazz de la década de 1960. Smith, cada vez más seguro de sí mismo, hizo un pacto con Nugent: "Si no te enamoras de la guitarra, te devuelvo el dinero". Nugent lo hizo y todavía conserva de instrumento.
Smith comprendió que la clave para ser un lutier famoso era que las estrellas del rock usaran sus instrumentos. Antes de entregarle su guitarra a Nugent, tuvo la oportunidad de enseñársela a Peter Framptom, el guitarrista inglés que entonces disfrutaba de éxito mundial con su álbum Framptom Comes Alive! Framptom también le pidió que le construyera una guitarra.
Con el avance de su carrera Smith fue cada vez más hábil a la hora de contactar con los músicos ricos y famosos del rock:
En 1976, en un concierto en el Capital Center de Washington, Smith tuvo la oportunidad de conocer a uno de sus objetivos principales en una actuación que unía a Carlos Santana con la banda de Chick Corea, Return To Forever. Aunque a Santana le gustó la guitarra, no se comprometió a comprar ninguna. Sin embargo, Al Di Meola, de Return To Forever, quedó muy impresionado y llegó a un acuerdo con Smith; Di Meola ha usado guitarra PRS desde entonces.
Resulta impactante cuánto se parecen las guitarras a los modelos que una década más tarde saldrían de la cadena de fabricación, con cuerpos de Les Paul posteriores a 1958 con doble indentación, tapas suavemente arqueadas y diapasones ornamentales con instrumentaciones de aves. En el verano de 1977, Smith había fabricado un total de sólo 17 guitarras, pero empezaba a tener una impresionante lista de clientes. Sin embargo, todavía tenía una meta escurridiza: "Sabía que si lograba fabricar una guitarra para Carlos Santana, lo demás vendría solo". Smith tuvo una segunda oportunidad a finales de 1980, y esa vez logró que la estrella mexicana le encargara un instrumento.
En 1985, Smith advirtió que había llevado la fabricación de instrumentos a medida tan lejos como había podido, y reunió suficiente capital para crear una pequeña fábrica en Annapolis (Maryland). Los primeros instrumentos que salieron de la cadena de producción fueron las PRS Custom en distintas variantes. las guitarras se vendían por unos 1.500 dólares. A continuación aparecieron los modelos Standard, Signature y limited Edition; más tarde, las series Artist; Mc Carty y los exóticos instrumentos Private Stock.
En 1992, PRS empezó una serie irregular de guitarras Dragón. Inspirada en un sueño que Smith había tenido a los 16 años, en que aparecía una guitarra con un dragón incrusta largo del mástil, la Dragón 1 apareció con impactantes mosaicos de dragones. A pesar de que costaban unos 8 mil dólares, se vendieron casi inmediatamente; su valor actual roza lo 30 mil dólares.
La marca PRS es admirable por su compromiso. La maderas nobles exóticas y la artesanía estadounidense de calidad tienen un precio, pero ésas son las bases sobre las que se ha construido el éxito de la empresa.
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