miércoles, 14 de octubre de 2015

Clinic Tour: La Guitarra Sin Límites, Parte II

De mi regreso de Puno, un lugar muy alejado de la capital donde yo vivo, llegué al aeropuerto, hice mi check-in y para sorpresa mía me pusieron en primera clase. ¿Por qué? Nunca lo supe. Lo único que sí, me atendieron como rey. Un almuerzo espectacular, podías pedir whisky, te daban toallistas húmedas, los asientos super amplios y cómodos 180 grados, pantalla led a tu disposición., etc. Sin embargo, el viaje fue súper matador porque ese mismo día tenía que dictar una clínica en el Fender Day bajando del avión. Terminé muerto. Ahora les contaré dos experiencias que tuve:


¡Oops! Amplificador
Un gran amigo que he hecho en mis clínicas es el administrador de la tienda de Music Market en Chiclayo, mi gran amigo Renzo del norte del Perú (el mejor ceviche), recuerdo que cuando llegué al aeropuerto me había olvidado de todos mis pedales de efectos con mis cables y todo en la Escuela Mastermusic. Para que se den una idea, el aeropuerto queda más o menos a 45 minutos de la escuela, o sea era imposible irlos a recoger. Así que cuando llegué a Chiclayo mi gran amigo Renzo me puso absolutamente todo, el amplificador, los pedales, los cables, etc. Encima me había olvidado mis púas, nos pasamos por toda la ciudad buscándolas pero nadie tenía la de 2 milímetros (que es la que uso siempre). Así que caballero no más trabajar con las cosas que habían. Grata fue mi sorpresa, ya que ha sido el lugar en el cual he sonado para mi gusto, mejor; hicimos una prueba de sonido de casi dos horas. Y todo salió espectacular.

Siempre cuando estamos en gira surgen imprevistos así que la enseñanza para mí fue que a pesar de todas las circunstancias de sonido, uno siempre debe estar preparado.



La ropa
Aunque mi barba, mis arrugas y mi barriga delatan mi edad, muchas veces cuando dicto mis clínicas trato de llevar otra ropa y cambiarme antes de la clínica para estar presentable. He realizado dos clínicas en el estudio de Habas Negras, quizás el estudio más cómodo y de ambiente más agradable donde he estado atendido por el gran Miguel y claro, también los chicos del estudio. La primera vez que dicté la clínica puse mi maleta, mi ropa obviamente, pero no me había dado cuenta de algo... Al cambiarme, antes de subir al tercer piso para empezar la actividad, me di cuenta de que el pantalón o el jean que había llevado se había encogido en la lavandería y al ponérmelo no me entraba ni con calzador! Así que caballero, meter la barriga, bajar el pantalón hasta la cadera, soltarme la camiseta y subir como un robot las escaleras. Obviamente, quien se dio cuenta primeramente de esto fue mi novia, me dijo: "¿Por qué has traído un pantalón tan ajustado?" Jajajaja qué tal anécdota.

Ya cuando empezamos la clínica te olvidas de todo esto y el jean se "cedió". Terminando la clínica bajar al baño a cambiarme urgentemente, jajaja.

PD. Miren la foto, donde me queda la vasta del jean.



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