Flow, libro de Mihály Csíkszentmihályi, es un libro clave que desarrolla aspectos muy interesantes a conocer en todo aquel que ha encontrado su vocación, pero sobretodo que te permite comprender porqué un músico puede disfrutar tanto al momento de ejecutar o componer una canción. Este artículo está motivado para aclarar y complementar mi artículo "por qué renegamos los músicos".
El concepto de “flow”, que se puede traducir por fluir o flujo, ha sido estudiado y desarrollado por Mihaly Csikszentmihalyi (1996), dentro de la Psicología positiva. Se puede definir como un estado mental en el que la persona está completamente absorta en una actividad con el único objetivo de la satisfacción y el placer de hacerla.
En este estado es característico que la persona tenga la sensación de que “el tiempo vuela”, es decir, se pierde la noción del tiempo, se olvidan los problemas y las preocupaciones. Los pensamientos y las acciones se suceden con naturalidad, acompañando a este estado mental peculiar. Todos las sensaciones y percepciones parecen fluir con armonía y la persona está envuelta en la actividad de forma global. Se hace más fácil cumplir los requerimientos de la tarea sin ansiedad ni preocupaciones y la persona se siente más capaz y preparada para realizarla.
Lo más importante del fluir es tener una “experiencia óptima”, que según Csikszentmihalyi se caracteriza porque la información se recibe de forma ordenada y la energía psíquica fluye sin esfuerzo y sin preocupaciones, hasta el punto de que la atención se puede dirigir a la realización de las metas personales. No hay problemas que se tengan que resolver ni amenazas por las que estar alerta. Todo fluye con naturalidad en la dirección que permite alcanzar la meta propuesta. Las experiencias de flujo vividas con regularidad ayudan a enriquecer nuestra personalidad.
Entonces, ¿por qué los músicos son tan sensibles? y en algunos de los casos, ¿por qué son tan renegones?
El estado de placer que genera tocar música es inconmesurable, pero hay que recordar según el psicólogo Guillermo Dalia y sus estudios de "Musicorexia" nos indican que el músico tiene por naturaleza la ansiedad. Como por ejemplo, ansiedad de equivocarse en un momento de la ejecución (por mencionar una de tantas). Es por eso que su sensibilidad a la música se ve reforzada por la ansiedad y por el estado de flujo. Es por eso cuando lo sacan de ese estado se vuelve quisquilloso, renegón e hipersensible.
Démonos cuenta cuando una prueba de sonido va mal, o que alguien manifiesta gustos totalmente diferentes a él o ella... o cuando alguien no comprende su pasión musical.
Pero el músico no debe esperar que lo entiendan, no debe esperar que salgan las cosas perfectas. Por su puesto que debemos planificar y mejorar todo a nuestro alrededor, pero también debemos entender que nosotros no controlamos los resultados y que tenemos la gran necesidad de disfrutar el momento. Sonreír, tener ese estado de felicidad no solamente cuando tocamos un instrumento sino cuando estamos escuchando un chiste, cuando estamos en familia o en comunidad, cuando nos ponen un apodo, etc.
Cuando un comentario nos incomoda sea un chiste, una actitud o cualquier cosa que nos predisponga a renegar, tenemos que entender que todo lo que entra por nuestros sentidos es como un espejo. Refleja lo que nosotros somos. Aunque no lo creamos, el renegar de una situación y no aceptarlo, cuando es un chiste o broma por ejemplo, es claro ejemplo de que algo de lo que están diciendo es cierto y lo reflejo en mí. Aquí la clave es la palabra Tolerancia. La aceptación del mundo como es con sus defectos y sus virtudes nos hará sentirnos más tranquilos y sin tanto estrés para disfrutar y reírnos un poco de la vida.
Saludos, we rock! Carpe diem.
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