miércoles, 29 de noviembre de 2017

"¿Es malo?"




“El spinner es malo”.
“El celular es malo”.
“El FaceBook es malo”.
“La carne es mala”.
“No corras riesgos porque puedes perder”.
“La televisión es mala”.
“Jugar videojuegos es malo”.
Etc, etc, etc.

Por otro lado, nos dicen que:

“La lectura es buena”.
“La espiritualidad es buena”.
“Meditar es bueno”.
“Ser vegano es bueno”.
“Actuar es mejor”.
“Ser músico es mejor”.
“Tener una casa es bueno”.

Recuerdo en la época de los 80s cuando salió el famoso Atari, era una consola de video juegos muy primigenia, quizá una de las primeras en construirse. Era la novedad del decenio. Cuando nosotros los adultos criticamos a los niños o adolescentes, ¿con qué criterios evaluamos nuestras afirmaciones? ¿Según paradigmas? Resulta que muchos adultos critican las redes sociales y estar todo el día pegado en el celular, sin embargo, no es ese el hecho, sino el buen uso que damos a lo que tenemos a nuestro alrededor. A veces leo los comentarios del Facebook diciendo lo siguiente: “Estoy sin celular una semana y me siento más libre”, como si este aparato te quitara la libertad de los pensamientos negativos, cóleras, angustias y resentimientos que tienes de otras personas. Puedes estar en la naturaleza, pero el verdadero trabajo que tengo como persona es el poder actuar libremente sin estar encadenado a cualquier emoción, persona o cosa. Puedo estar en el mar con mi hijo y sin celular pero si regreso al mundo y vuelvo a escupir en la calle y tirar basura en las veredas, ¿eso me hace libre?

Desde que abrí mi fanpage y estudié “community manager” y “marketing digital”, vi a este como una oportunidad de negocio, de interactuar con gente de otros países y poder ofrecer mis productos a otros lugares del mundo. Y trato (no digo que lo hago del todo) programar mis redes sociales para que mientras estoy disfrutando de practicar en la guitarra, el FaceBook, el Instagram, el YouTube, el twitter y todas las plataformas sociales trabajen para mí. Por eso, ¿el Facebook es malo?

Si bien mi abuelita en la actualidad tiene más de 90 y tantos años y está delicada de salud, ella hasta hace un tiempo comía carne, ahora no obviamente. Ella siempre gozaba de mucha salud, energía, vitalidad y sobre todo alegría. Siempre nos habla acerca de sus buenas y sabrosas comidas arequipeñas: rocoto relleno, el desayuno de adobo de chancho, el buen pescado que comía en Moyendo. Sin embargo, en el transcurso de los años fue moderando su dieta y haciendo un balance que le permita vivir la vida alegremente. El alimento principal no es el que entra por la boca, sino por el corazón y la mente. Esto combinado con el cariño y amor que se prepara en las comidas, como lo hacía mi madre ya fallecida, regalándome unos postres extremadamente dulces que hasta ahora recuerdo… no podrás decirme que la carne hace mal. Definitivamente todo se hace con moderación, con cariño y conocimiento de causa. Prueba de ello es que mi madre unos años antes de fallecer ganó un concurso de comida con su plato bandera “fréjoles escabechados”. Esta comida contiene tocino, cebolla, vinagre, ají panca, jengibre (kión) y algunos condimentos que hacían de este plato algo extremadamente adictivo al paladar. Es obvio que esto no se lo vamos a dar a un enfermo que ha sido operado de la vesícula por mencionar un caso.

Y así podríamos hablar largo y tendido de todo aquello que las personas dicen ser malo, pero todo dependerá de la dosis y el correcto uso de ello. Esto se aplica para la televisión, para los riesgos, etc.


                                                      .

Y lo “bueno”

Cuando descubrí el mundo de la espiritualidad no hacía más que leer libros al respecto, meditaba por dos o tres horas diarias con los ojos cerrados… descuidando la relación con mis familiares y pensando en ángeles, arcángeles, frecuencias, mantras, etc. Una de las cosas más difíciles en el mundo espiritual y profano es integrar las dos cosas a tu vida cotidiana.

Una de las cosas chéveres que te puede pasar en la vida es que admiren tu belleza física… a mí nunca me pasó eso porque a mí me dio el acné recién a los 22 años, tenía granos por toda la cara y en la espalda así que dentro de las medicinas que comencé a tomar me sugirieron convertirme en vegetariano. Lo cual hice. Definitivamente me fue excelente, me ayudó a eliminar todos los horribles granos que tuve durante 3 años seguidos; sin embargo, mientras mi madre preparaba exquisitas comidas se hacía un tiempo para prepararme mi “naturismo”. Poco a poco lo fui dejando y dándome cuenta que el compartir con mis hermanos y familiares la misma comida era tan bueno como el comer sano así que no siempre como carne pero para mí en este momento el dejar de prescindir de este tipo de alimentos de una manera radical no es la opción.

Por eso, para terminar este pequeño post, jijiji, no todo lo bueno ni todo lo malo es factible de una posición radical. Nosotros los músicos no tenemos necesariamente la mejor profesión porque si renegamos de ella, ¿de qué nos sirvió? Y el actuar siempre no es la mejor opción cuando se hace de forma precipitada. Por último, lo mejor que podemos dejar en esta humanidad es abrir nuestra mente y dejarnos de radicalismos. Podemos darle a nuestros hijos una casa o un terreno, o una cuenta en el banco o unos súper estudios universitarios, pero todo esto se destruirá y se botará al tacho si es que nuestros hijos no tienen valores ni razones por las cuales vivir una vida armoniosa entre lo espiritual y material, entre lo sagrado y profano, entre la riqueza y pobreza, entre lo sólido y lo etéreo… Mantener el equilibrio es difícil pero podemos entrenarnos, al fin y al cabo todo es una lucha constante que nos hará mejores.



No hay comentarios.: